Ir al contenedor y echar la basura, no es gratis. Esa fue una de las frases que utilicé el lunes en el Pleno del Ayuntamiento de Pilar de la Horadada cuando expuse la posición de mi grupo respecto a las nuevas tasas por la prestación del servicio de recogida, transferencia y tratamiento de residuos urbanos. Pero también dije, que la adaptación de la tasa a la ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular no era sinónimo obligado de su subida, como aquí ha pasado.
En su artículo 11, esta transposición de una directiva europea, obliga a los ayuntamientos a adaptar su tasa para que sea “específica, diferenciada y no deficitaria”, que es lo que se ha hecho, pero continúa diciendo “que permita implantar sistemas de pago por generación” y define “que refleje el coste real, directo o indirecto, de las operaciones de recogida, transporte y tratamiento de los residuos”. Y es ahí donde discrepamos de la solución propuesta por el Partido Popular.
Bajo el principio de que “quien contamina, paga” queda claro que la receta para no pagar más, o incluso pagar menos, pasa por reducir la cantidad de residuos que generamos –además de las soluciones que dependen del consorcio comarcal-. Sin embargo, con el actual sistema de recogida de la basura, es imposible que en Pilar de la Horadada podamos abaratar unos costes anuales que este año casi alcanzan y al año que viene superarán los cuatro millones de euros.
Un dato relevante es que las 15.843,84 toneladas al año de basura que se estimaban en el informe que generaremos en 2024, 14.239,71 son de producción de Todo Uno. Dicho de otra manera, el 90% de la basura pertenece al contenedor verde de toda la vida. Apenas un 10% frente al casi 40% de la media nacional. El nivel de separación de lo que depositamos ahí es muy bajo, pero para quienes queramos separar más tampoco existe otra opción descontando los ya consolidados contenedores de envases, vidrio y papel o cartón.
A esto se suma que la propuesta planteada y aprobada, por la que el término municipal pasa a dividirse en cuatro zonas que pasarán a pagar de los 90 euros anuales en 2023 a 147,13 euros en el casco urbano, 120,80 euros en los diseminados, 155,24 euros en las urbanizaciones y 152,97 euros en el litoral en 2025, combina variables como el valor catastral, número de recibos, etc., pero considera “ciertamente complicada” la medición estricta del coste del uso del servicio de forma individual y ni siquiera intenta aproximarse a la idea. Lo aprobado no responde al espíritu de la ley.
Generar, a día de hoy, unos 25.000 recibos diferentes y personalizados, puede ser una tarea imposible, pero no debe ser muy complicado atender a otros criterios como el número de residentes de cada vivienda, y aun recurriendo al cálculo de una media, intentar que el vecino pague en función de una cantidad más aproximada a la basura que genera. Pues no, como ya hicieron en diciembre, cuando incorporaron a la tasa los conceptos de transferencia y tratamiento más el impuesto de depósito de residuos y añadieron 9 y 1,50 euros a todas las categorías, fuera una vivienda o un supermercado de más 300 m2.
Se mantiene, eso sí, la bonificación para mayores de 65 años. Aunque no se plantean ninguna más, les expusimos algunos ejemplos. Y tampoco se recoge ninguna medida que premie a quien recicla o quiera hacerlo. En definitiva, volviendo al principio de que quien contamina paga, el equipo de gobierno de José María Pérez ha decidido que en este pueblo todos somos contaminadores y por igual según la zona. No creen que sean posibles las políticas de reciclaje, más allá de alguna acción de concienciación y poco más. Cada vez que lo debatimos nos queda más claro.
Esta tasa, ahora “específica, diferenciada y no deficitaria” supondrá la generación de un nuevo recibo que recaudará SUMA. En esto estamos de acuerdo, más allá de la argumentación jurídica que impide seguir cobrándola junto al recibo del agua. Porque volviendo al inicio, creemos que es importante que los ciudadanos tengamos conciencia de que la basura que generamos tiene un coste medio ambiental, pero también económico y que lo notemos. Es básico para que valoremos la importancia de reducir, reutilizar y reciclar.
Y siguiendo en esta idea, no nos resignamos a que simplemente se sumen los costes y se calcule la división entre todos. Sería posible bajar la tasa de la basura y esta subida, por segunda vez o en dos fases, se une al “pepinazo” fiscal con el IBI y las tasas deportivas que en esta primera parte de la legislatura está llevando a cabo el Partido Popular y de la que su candidato no nos contó nada en la campaña electoral, que se basa siempre en “a tanto tocamos”. Porque José María Pérez y los suyos lo de trabajar, tendrían que decirlo menos y hacerlo más. Con ellos, este próximo año, entre reciclar o pagar, estamos condenados a pagar más.
Rubén Ferrándiz, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Pilar de la Horadada