
La primavera del 2025 ha tenido dos despedidas muy destacadas. Una, la del papa Francisco, o Jorge Mario Bergoglio para quienes lo prefieran. Y otra, la de expresidente de Uruguay Pepe Mujica. Quizás sea un atrevimiento unirlos en una misma columna, porque en muchos aspectos se les puede situar en polos totalmente contrapuestos, pero estas dos figuras de la actualidad de los últimos años se respetaban y tienen algo en común: la sencillez.
Los dos nos han dejado muchas frases o fragmentos de discursos donde reivindican la austeridad como parte fundamental de un estilo de vida. Y lo más importante aún, ellos mismos lo practicaron. Fue sonado cuando el argentino llegó al Vaticano y dijo que no a calzar los zapatos rojos o a vivir en palacio, también cuando lucía un reloj Casio básico, renunció al buen salario de su cargo o le retiraba las manos a quienes ante él se arrodillaban para besarle el anillo fieles a la costumbre. Algo más que gestos, en una institución universal cargada de pompa y boato.
Cuando su cuerpo yacía en la Basílica de San Pedro, algunos medios de comunicación se hicieron eco de que en su cuenta corriente tenía unos ochenta y pico euros. Y unas semanas después hacían algo parecido tras la muerte de “el Pepe”, que se ganó el título de ser “el presidente más pobre del mundo” porque donaba hasta el 90% de sus ingresos y nos demostró que se podía ser feliz -sin serlo por ignorancia- en una casa humilde en la que recibía a sus invitados y que fue el escenario perfecto desde el que compartir sus profundas reflexiones. Una de tantas, muy viral, fue aquello de que «Uno no paga con dinero, paga con tiempo de vida».
Partiendo de puntos muy distintos, teniendo experiencias de vida diferentes, apoyándose cada uno en unas referencias intelectuales o morales, lo cierto es que ambos concluyeron que el camino hacia la felicidad del ser humano pasaba por alejarse de la sociedad de consumo en la que vivimos, producto del sistema económico que compartimos y con el que estamos destrozando el mundo. Optaron por vivir a su manera, de forma sencilla y austera. Y se convirtieron en referentes para miles de personas al reivindicarla públicamente, como parte de su lucha por un mundo mejor.
Muy pocos recordarán el discurso de Alfredo Pérez Rubalcaba en el acto de presentación como candidato socialista a la presidencia del gobierno en 2011, y menos aún el momento en el que le dijo a su partido: “Os voy a exigir austeridad en nuestros comportamientos, en los públicos y en los privados ¿Sabéis por qué? Porque hace mucho que pienso, que si no vives como piensas, acabas pensando como vives”. Ellos dos, vivieron como pensaban y no cayeron en la trampa de pensar cómo vivimos. Y las palabras de Rubalcaba deberían resonar cada día entre nosotros, quien también hizo suya aquella costumbre de Ramón Rubial de mantener “el discurso unido a la conducta”.
En ellas se sintetiza muy bien todo el mensaje que con sus palabras y sus hechos, nos han dejado a todos, compartamos o no su fe o su militancia política, Jorge Mario conocido como “Francisco” y José como “Pepe”, dos ejemplos de vida por la sencillez en un mundo de consumo desbocado.
Rubén Ferrándiz, militante del PSOE y portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Pilar de la Horadada.